En el INADI se acumulan denuncias y mediaciones. El 4,6% de los alumnos de Capital nació en países limítrofes. Según una encuesta, la mayoría de los argentinos admitió que se discrimina mucho en las aulas.
Boliviano de mierda, volvete a tu país, no podés estar acá, esta escuela es para argentinos. La brutalidad de la frase culminó con una trompada en el labio, que se cortó y derramó sangre, asustando aún más a Yamil. La víctima y su verdugo tienen 7 años nomás. Y confirma de la peor manera la precocidad de la discriminación. La escena es de una escuela de Soldati. Yamil nació en el hospital Piñeyro, es argentino. Pero carga con dos estigmas imperdonables: su mamá es paraguaya, y vive en la villa.
"La escuela es una célula en el tejido social -dice a Clarín Susana Montaldo, subsecretaria de Equidad y Calidad del Ministerio de Educación-. Antes la escuela era la agencia privilegiada de la trasmisión de la cultura y los modelos de identidad. Hoy esa función se comparte con los medios de comunicación. Y bueno, si pensamos en Patito Feo, y en lo tremendo del mensaje de las divinas y las populares...".
En el Instituto Nacional contra
Las quejas van desde la falta de vacantes hasta la falta de infraestructura para alumnos discapacitados. En el medio, un gran abanico de quejas relacionadas a la nacionalidad. En el Mapa de
En el mismo Mapa de
El de los estudiantes de países limítrofes en Argentina no es un número menor: son 75.708 alumnos, según el Ministerio de Educación de
El defensor adjunto porteño, Gustavo Lesbegueris, da cifras: "En total, hay 8.305 chicos en lista de espera porque no hay vacantes en el nivel inicial. El 70 % de esos chicos vive en la zona sur de la ciudad. Y esos chicos que se quedan en sus casas al cuidado de vecinos o de hermanos mayores porque sus padres trabajan, son discriminados al ser privados de educación y socialización. Y luego empiezan la primaria con desventaja con respecto a los que sí hicieron el nivel inicial".
Lesbegueris habla de los chicos del primario que no pueden ir a escuelas de sus barrios. "Además de la discriminación creciente que sufren de sus compañeros por sus nacionalidades, el propio sistema educativo no les ofrece lo que necesitan, que es otra forma de discriminación". El defensor dice que el año pasado los padres de una escuela de Floresta donde iban a ser derivados chicos de la villa 20 de Villa Luro protestaron con elocuentes carteles: "No queremos villeros en nuestra escuela". Esas frases de adultos se cuelan entre risas en aulas y recreos.
La presidenta del Inadi, María José Lubertino, tampoco ahorra críticas al programa Patito Feo....
Dice que hay denuncias de discriminación por el derecho de admisión de los colegios: "Si algo caracterizó a la escuela pública fue la inclusión y la integración. La escuela no puede poner excusas para rechazar a un alumno. Se sabe que cada vez hay más personas viviendo en la zona sur, así que es previsible que cada vez haya más demanda de matrícula escolar. Falta inversión en infraestructura escolar. Debe ser una prioridad presupuestaria. Hoy ya no se puede hablar ni de crisis ni de falta de recursos".
Violencia que duele y deja huella
Diana Baccaro
Que los alumnos discriminen a otros no es un dato nuevo. La novedad es que las familias y los docentes empezaron a darse cuenta de que la discriminación puede dañar psicológicamente a los chicos. La escuela no debe sorprenderse porque un nene le diga a otro "paragua", "bolita" o "villero". Desde su origen, la meta principal de la escuela fue homogeneizar a una población de criollos e inmigrantes. Hoy, el desafío es trabajar más y mejor la integración y la igualdad, porque la discriminación es violencia. Y la burla lastima, deja huella. Tal vez así lo entendieron los legisladores, al regular el derecho de admisión en los colegios porteños, un paso para desterrar la práctica abusiva de exclusión y selección de chicos.
"Hay mucha segregación socioeconómica"
"Se están viviendo situaciones tremendas, hay mucha segregación socioeconómica", admitió el ministro de Educación porteño Mariano Narodowski. Y reconoció que "hay un déficit enorme de escuelas primarias y de nivel inicial en la zona sur. Y la única solución posible es construir escuelas".
Según el funcionario, harían falta 28 escuelas nuevas para responder a la gran demanda de vacantes del nivel inicial: "Se están construyendo 8 en la zona sur". Esas son con presupuesto de la comuna. Y explica que dentro del plan nacional de las mil escuelas, 13 son para la ciudad (7 para el nivel inicial). "Para el ciclo lectivo del 2010 va a haber 15 jardines nuevos". El presupuesto del Ministerio de Educación es de 3.200 millones de pesos. El 8,75 % están destinados a infraestructura. "Hay que conseguir un porcentaje mayor para infraestructura. Lo vamos a pelear para el presupuesto del 2009", dice.
www.clarin.com/diario/2008/05/18/sociedad/s-04215.htm
"Nuestros hijos tienen vergüenza"
Por Clarín - Monday, May. 19, 2008 at 12:28 AM
PEDIDO. "QUEREMOS VACANTES PARA LOS CHICOS CERCA DE NUESTRAS CASAS".
El defensor adjunto porteño, Gustavo Lesbegueris, envió al ministro de Educación porteño una resolución que recuerda la falta de vacantes para el nivel inicial. Y adjuntó el "Informe de análisis y seguimiento del dispositivo de derivación de alumnos a escuelas ubicadas en distritos escolares alejados de los correspondientes a sus domicilios por falta de vacantes".
Lo de Rogelio Hurtado es timidez, para nada sumisión. El electricista boliviano y su mujer viven en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, y tienen a Brenda, de 10 años, Yanet (8) y Yoel (4). Ninguno tiene vacante en el distrito escolar de su zona (el 19), así que van repartidos a las escuelas Nø8 y Nø7 del
Los nenes de Benigna Ibarra también viajan solos en el 76: María Fernanda, de 10 años, y Yamil, de 7. Toman el colectivo en la 1-11-14 para Soldati. Benigna los manda solos porque ella tiene que caminar diez cuadras ida y vuelta con la chiquitita Daiana, de 5, que va al jardín en otra escuela: "A mis hijos los maltratan en el colectivo. Van parados, apretados, tienen que correr para subir. El colectivero los trata de negros bolivianos".
Lucinda Reyloba repite la misma historia con sus tres chiquitos de 10, 9 y 6 años.
Dice el informe de